31 de octubre de 2012

Llegaste tarde. Llegaste tarde para ver cómo ella se iba en ese barco. Llegaste tarde para impedirlo. Pero ella se alegró de que no aparecieras en el momento justo. Hubieras arruinado la despedida.
Ahora ella está bien, encaminada hacia la felicidad, buscando nuevos caminos, sin una marmota egoísta que destruye todo a su paso.
Esta vez, ella ya no está a tu alcance.

29 de octubre de 2012

Lo leí y me hizo pensar bastante...

Todos conocemos el poder que tienen las palabras y la manera en que pueden afectarnos cuando la intensión es poco afectuosa, por lo tanto: ¿Somos conscientes de lo que le decimos a los demás? Las palabras pueden llegar a sanarnos o a enfermarnos, a animarnos o destruirnos anímicamente.
Las palabras primero se piensan. Los pensamientos crean nuestra realidad.
Los pensamientos, los sentimientos, las palabras y las emociones son energía. La calidad de esa energía, influye en nuestra vida.
Si nuestros pensamientos son positivos, tendremos resultados positivos.
Si por el contrario tenemos pensamientos negativos, crearemos una realidad repleta de situaciones que nos espejen la calidad vibratoria de nuestros pensamientos.
Uno de los mayores poderes que tiene el ser humano, es ser capaz de cambiar su programación mental. El pensamiento y la imaginación son elementos que crean la realidad que preferimos.
Imaginemos como si viéramos la película de nuestra vida que más nos gusta, sucediendo en nuestra mente. Los tibetanos dicen: “Velo sucediendo y eso sucederá”.

Podemos manejar la energía, podemos hablar dulcemente, dar afecto y provocar alegría, podemos tender la mano y hacer mas liviana la carga de algunos, podemos hacer personas felices con sólo procurarlo, esta capacidad es nuestra mejor ventaja en este mundo. Osho
¿Cómo hablás con los demás? ¿Sos más amable con los desconocidos que con los más cercanos?
¿Qué les transmiten tus palabras? ¿Señalás los defectos continuamente con ánimo despectivo o reforzás las virtudes?
¿Qué te decís a vos mismo? ¿Cómo es el contenido de pensamientos en tu dialogo interno?
¿Descalificás con tus palabras? ¿Podés observar el malestar que le causas en la estima al otro cuando lo menospreciás y aún así lo seguís haciendo?


Una palabra irresponsable: Puede encender discordias y fuegos difíciles de apagar.
Una palabra cruel: Puede arruinar y derribar todo lo que se había edificado en una vida.
Una palabra de resentimiento: Puede enfermar a una persona, como si le claváramos un cuchillo en el corazón.
Una palabra brutal: Puede herir y hasta destruir la autoestima y la dignidad de una persona.
Una palabra amable: Puede suavizar las cosas y modificar la actitud de otros.
Una palabra alegre: Puede cambiar totalmente la fragancia y los colores de nuestro día.
Una palabra oportuna: Puede aliviar la carga y traer luz a nuestra vida.
Una palabra de amor: Puede sanar el corazón herido.
Porque las palabras tienen vida.
Son capaces de bendecir o maldecir, de edificar o derribar,
de animar o abatir, de transmitir vida o muerte,
de perdonar o condenar, de empujar al éxito o al fracaso,
de aceptar o rechazar.

28 de octubre de 2012


Son esas situaciones de la vida que nos superan. Que pasan por encima nuestro, arrollando todo lo que sentimos, lo que hacemos, lo que expresamos.. dejándonos anonadados, ciegos, inmóviles, sin saber qué camino seguir, ni qué decisión tomar. No podemos pensar, ni actuar. Nos convertimos en un cuadro, un inútil cuadro que sólo sirve para decorar la habitación, mientras alguien más vive por nosotros.

24 de octubre de 2012

Y ahora eran sólo ellos dos, nadie más. Sol y cielo, juntos, unidos. Ni la lluvia podría separarlos, ni las nubes. Hacía varios meses que esperaban este momento. Ahora era su tiempo.. su verano, al fin..

13 de octubre de 2012

Y puedes ver que mi mundo no está al revés. Que cada parte es porque lo ves. Cada vez que giro, nunca estoy igual. Todo lo que ves, es lo que soy.



3 de octubre de 2012

No podemos pretender nada, de nadie.


Uno de los grandes errores que suelo cometer, es creer que las personas pueden llegar a pensar como yo, actuar como yo, entre otras cosas. Lo malo de ser pretenciosa de esta manera, es que atrae como imán las desilusiones, tanto propias como de las personas que nos rodean.
Suelo pensar que frente a un problema, algunas personas actuarían como yo. Se podría hablar seriamente respecto del tema a solucionar, pero a veces optan por dejar que el tiempo se lleve el malestar y que se solucione con días soleados, imaginarios por supuesto, porque esos temas inconclusos nos esperan ahí, en alguna cajita que hicimos, para que no nos molesten en el momento. Mientras yo cargo todos los días con problemas, que tal vez no son sólo míos, y siempre trato de solucionarlos cuando aparecen.
Suelo pensar que alguien me quiere con la misma intensidad como yo suelo querer. Si la otra persona no me quiere, me desilusiono. Si soy yo la que no quiere, entonces desilusiono. Y en este momento, pretender es malo para el corazón. Pretender que se enamoren como vos querés que lo hagan. Pretender ser alguien importante en su vida, la persona que puede cambiarle un mal día. Simplemente duele, porque creés que es así para todos. Y no. Entonces caemos en picada.
Suelo pensar más en la felicidad de los demás que en la propia. Dejo que ellos la construyan sin importar si pisan la mía. Mi felicidad suele depender de la felicidad del otro, pero pocas veces me llega alegría. Creer que ellos podrían hacer algo así por mi es un error que por suerte, no cometo.
Sólo vivo desilusionándome.
Me siento cansada, cansada de dar y no recibir, cansada de querer y que no me quieran. Cansada de ser fiel y que me traicionen, cansada de tantas cosas.. pero sigo de pie, trato de seguir de pie.
Ya no voy a esperar nada de nadie, voy a hacer lo que a mi me parece. Pensar más en mi, en mi felicidad, en las cosas que me hacen bien o en las personas que me hacen bien e incluírlas en mi camino. A veces necesitamos ser un poco egoístas. Siempre dejé que el resto tomara lo que yo les dejaba, ahora ya no. Ahora voy a ser la primera que llegue a la meta.