y sanamos valientes.
Nos descuidamos por ratos,
y aún nuestras manos siempre están pendientes.
Para salvarnos,
para salvarte.
Conocemos el dolor que vendrá,
el que fue, y el que jamás será.
Vendemos palabras,
las sabemos usar.
Curamos con sonrisas,
venditas y amor.
Pero aún así, nos matan.
No nos dejan respirar.
F.