27 de agosto de 2013

Si mi corazón hablara, pediría curitas..

Ni siquiera se por dónde empezar. Pasan mil cosas por mi cabeza. Todas duelen.
Me siento muy triste, demasiado. Aguantar las ganas de llorar es peor, porque no querés que otros se preocupen, ni que sepan que tan mal estás. Aguantar las ganas de llorar frente a mi papá, porque la esperanza de que él pise mi casa sigue estando.
No quiero pensar, no se que pensar. Sólo deseo no estar en mi casa ahora, realmente. Me gustaría que este día fuera eterno, doloroso... pero con él hasta lo más triste puede aliviarse con risas tontas, y lo descubrí hoy. Sólo que funciona cuando estamos los dos.
Me siento vencida, sin ganas, con mucha bronca hacia mi misma. No poder darle lo suficiente y necesario.
Hubiera querido que las cosas fueran distintas al respecto. Todo por ese detalle importante, lo que mejor me hacía se desvaneció. Y no encuentro una forma de poder cambiar esto sin dejar de ser quien soy.
No lo creía para siempre, no proyectaba. O tal vez si, pero me dedicaba a dar mi presente, que es lo único real que tengo. Porque lo que no sucede suele doler más aún.
Lo quiero demasiado. Demasiado como para aceptar sus malos días con silencio. Demasiado como para dejar de lado cosas importantes para darle mi tiempo. Demasiado como para querer estar con él, a pesar de todo. Pero no lo suficiente como para amarlo, porque no se que es eso, porque no me sale, porque estoy tan espantada con el amor, que ni siquiera se si quiero sentirlo. Pero no hace falta amar, para sentir un corazón roto.
Nadie mas que yo sabe lo que necesito en este momento. Y tal vez él se lo puede imaginar.
No poder hacer nada, creo que duele un poco más.
Y me voy a llorar..