12 de septiembre de 2013


Es querer y no encontrar el cuerpo; es llorar y no saber por quién se llora; es suspirar por alguien que uno sabe que no merece los suspiros. Es una herida abierta que mana sin parar un hilito de sangre, y no hay nadie, nadie en el mundo, que traiga los algodones, las vendas o el precioso terrón de nieve.
Federico Garcia Lorca