16 de abril de 2016

Duele cada palabra no dicha, y las dichas duelen aún más.
Duele cada beso que te di, y cada beso jamás dado.
Duele cada abrazo abrazado, pero duelen más mis brazos que nunca te abrazarán.
Duele cada caricia en las mejillas, incluso las que mi cuerpo siempre anheló de ti.
Duele no tener tus manos entre las mías, como siameses que se desprenden desde el interior.
Duele cada mirada que te dediqué, porque de ellas emanaba más amor del que podías ver.
Duele cada momento vivido, y duelen los que no vivirán.
Duele recordarte, cada segundo, cada día, cada mes.
Me duele todo de vos, hasta el amor que jamás tendré.