26 de julio de 2012

Cuando estamos tristes.
Cuando nos va mal en un examen.
Cuando tuvimos un mal día de trabajo.
Cuando nos sentimos solos, alejados.
Cuando creemos que nadie nos ve.
Cuando nos hieren.
Cuando no podemos seguir un camino.
Cuando tropezamos.
Cuando lloramos.
Cuando perdemos a un ser querido.
Cuando nos sentimos en caída libre.
Cuando nos sentimos perdidos.
Cuando nuestros proyectos fracasan.
Cuando nuestros sueños parecen lejanos.

Para todos estos momentos necesitamos de un abrazo. Aquel que nos hace sentir protegidos. Aquel que dice "no te preocupes, no estás solo". Ese que seque nuestras lágrimas, y nos ayude a enfrentar nuestros problemas. Porque de seguro los abrazos no curan nuestros males, no los quitan, pero cuánto los alivia si el abrazo es verdadero.